SEGUNDA REVOLUCIÓN
INDUSTRIAL

Este proceso se produjo en el
marco de la denominada Primera globalización que supuso una
creciente internacionalización de la economía, que cada vez funcionaba más a
escala mundial y que alcanzó más territorios que la primera revolución, que se
había limitado a Gran Bretaña, alcanzando ahora casi toda Europa Occidental,
Estados Unidos y Japón.
Entre los cambios sucedidos en los países
que vivieron la industrialización durante este periodo, destacan los
siguientes:
·
Innovaciones tecnológicas.
·
Cambios organizativos en las empresas y
mercados.
·
Se reforzó el papel del Estado en la
economía.
·
El nacimiento de la primera globalización.
Término de
revolución
El título de segunda revolución industrial
originariamente hacía referencia a la segunda revolución técnica experimentada
en el proceso de industrialización, aunque hoy ha rebasado este ámbito para
designar el conjunto de transformaciones que caracterizan a esta nueva fase del
proceso.
No existe una única definición para el
término "revolución industrial" y pueden atribuirse varios
significados al término según el enfoque y el contexto en el cual se expresa.
Según David Landes existen por lo
menos tres acepciones o modos de uso del término: a) el que hace referencia al
conjunto de innovaciones tecnológicas que sustituyen la habilidad humana por
maquinaria y la fuerza animal por energía provocando el paso de la producción
artesanal a la fabril; b) aquel que se utiliza para remarcar un cambio
tecnológico rápido e importante en algún periodo histórico determinado o como
secuencias de innovaciones determinadas; y c) hace referencia específica al
periodo del siglo XVIII en el cual se da un cambio económico y social al pasar
de una producción agraria y artesanal a otra mecanizada o industrial iniciada
en Inglaterra y expandida desigualmente a Europa continental.
Avance técnico y científico
El proceso de cambio técnico durante la
Segunda Revolución Industrial constituyó uno de los más trascendentales cambios
desde el punto de vista histórico, cuando las innovaciones tecnológicas
adquirieron el carácter de modernidad, que sentó las bases tecnológicas
del siglo XX y se distanció de
las bases de la primera revolución.

El resultado de este nuevo sistema fue la
ampliación de los recursos naturales dispuestos, el desarrollo de otras
innovaciones tecnológicas complementarias, el ahorro de trabajo que generó un
incremento enorme de la productividad, mayores beneficios, salarios más altos,
precios de consumo más bajos y una gama de nuevos productos. El nuevo sistema
tecnológico, en definitiva, puede considerarse el motor del crecimiento de
fines del siglo XIX y del primer siglo XX.
Se distinguen tres fuentes fundamentales de
avance tecnológico en este periodo:
·
La aparición de nuevos materiales, la lista
de nuevos materiales descubiertos es larga:
·
se descubren nuevos metales como:
·
Acero (1855), ya
utilizado anteriormente pero que se convierte por su baratura en el metal
estrella de la época, sustituyendo al hierro.
·
Zinc (c. 1830), tendrá
una cierta importancia ya que al mezclarse con el hierro detiene su oxidación.
·
Aluminio cuya historia va
ligada al avance de la electricidad. Es un metal muy ligero y resistente. Fue
descubierto por Wökler en 1845 pero hasta 1886 no se generaliza, cuando Hall le
aplicó el proceso de electrólisis.
·
El níquel (1860) se usó
principalmente para mezclarlo con el acero y lograr así el acero inoxidable. Al mezclarlo con
el cobre se crea una
aleación llamada alpaca que tuvo muchas aplicaciones en el campo doméstico.
·
Manganeso y cromo (c. 1900)
·
El cobre tendrá también una
gran importancia, al perfeccionarse su producción se va a destinar, casi
exclusivamente, a la industria eléctrica, bien como conductor o bien como
componente de los motores eléctricos.
·
Productos químicos, la industria química va
a experimentar una expansión sin precedentes y se van a encontrar avances
prácticamente para todos los campos de la producción, unos ya conocidos pero
que ahora se producen mediante procedimientos nuevos:
·
La sosa se va a producir de manera rentable
tras los descubrimientos del belga Solvay, éste hizo pasar amoníaco por agua salada,
así se genera bicarbonato sódico susceptible de
convertirse fácilmente en sosa; esto multiplicó la producción mundial de este
producto.
·
Los colorantes artificiales van a sustituir
a los colorantes naturales anteriores y se obtendrán de productos derivados de
la hulla como el alquitrán y el benzol. La investigación
en este campo fue muy intensa debido a la gran demanda de la industria textil y
en menos de 20 años se encontraron sustitutos de todos los tintes naturales.
·
Los explosivos adquieren un gran
desarrollo. La pólvora era el único
conocido y estallaba por ignición (fuego), se van a descubrir nuevos explosivos
químicos que estallan por percusión como la nitrocelulosa y la nitroglicerina, esta última del
italiano Sobrero. En 1866 Alfred Nobel, también conocido por
los premios que llevan su nombre, inventó la dinamita, mezcla de nitroglicerina
y un tipo de arcilla llamada Kieselguhr, esto generará una gran industria de
explosivos. La dinamita tendría importantes aplicaciones en la minería y en el
campo militar gracias a su gran potencia y estabilidad.
·
En el campo la demanda de fertilizantes dará lugar al
desarrollo de los abonos químicos o fertilizantes sintéticos. Se van a elaborar
superfosfatos y nitrato sódico, este último se elabora a partir de nitratos
minerales procedentes de la Antártida. Europa era la zona que más nitrato
sódico consumía. Otros elementos minerales indispensables para las plantas
también se sintetizaron químicamente como el abono de potasio.
·
El cemento portland (c. 1840) asociado al
fenómeno de la creciente urbanización de la época
·
La energía ha constituido históricamente un
elemento fundamental de cualquier cambio técnico trascendente y lo fue también
en este momento. La oferta de energía aumentó y se diversificó, debido al
perfeccionamiento de técnicas ya conocidas, como la máquina de Watt, la turbina
o la industria del gas, y por otro lado gracias a las nuevas formas de energía,
como la electricidad y el petróleo, con grandes ventajas en su utilización.
·
La mecanización continuó con un progresivo
proceso de avance, debido a la creciente escala de las unidades de producción,
facilitado por el empleo del acero y otros metales y de las nuevas fuentes de
energía.
El hierro

Durante la primera revolución industrial el
hierro se aplicó casi exclusivamente al ferrocarril, ahora va a encontrar
nuevas aplicaciones como la construcción y el armamento. En el terreno
constructivo se van a levantar puentes de hierro, estaciones
de trenes, mercados, monumentos como la Torre Eiffel en 1889, y sería la
base para la construcción de los primeros rascacielos en Chicago al hacer estos
edificios con una estructura de hierro.
El acero (aleación de hierro con una
pequeña cantidad de carbono) era un metal muy caro
de producir y su utilización se limitaba a escasos productos: cuchillería, aparatos de
precisión... El panorama cambia al aparecer nuevos procedimientos como el convertidor de Bessemer en 1855 que
permitió incrementar la producción de acero a un precio razonable. En el campo
armamentístico se utilizará más el acero que el hierro, las nuevas aplicaciones
pasan por la construcción de acorazados o submarinos totalmente
revestidos de acero.
Revolución del
transporte
Locomotora de 1874 en el
ferrocarril de Pensilvania.
Durante este periodo el coste de los
transportes experimentó un gran descenso que permitió la integración de los
mercados hasta entonces muy desconectados, esto se pone de manifiesto, por
ejemplo en el precio del trigo en Inglaterra y Estados
Unidos,
mientras que en 1860 el precio del trigo en Liverpool casi doblaba el del
mercado de Chicago; hacia 1915 los precios
eran casi iguales. Este abaratamiento impulsó el comercio internacional, la integración de los
mercados nacionales e internacionales, la unión de zonas productoras y
consumidoras de todo tipo de recursos y las migraciones generalizadas de
personas.
El cambio en el ferrocarril fue espectacular y
siguió siendo el medio de comunicación terrestre más
utilizado. Así, mientras que en 1840 el desarrollo ferroviario era todavía
escaso, en Europa solo nueve países
habían construido alguna línea ferroviaria, con una red en todo el continente
de menos de 4.000 kilómetros y solo cuatro países (Gran Bretaña, Alemania, Francia y Bélgica) que habían superado los
300 kilómetros, en Estados Unidos en esa misma fecha se habían construido 4.510
kilómetros. Treinta años después, en 1870, se había consolidado este medio y se
superaban en Europa los 100.000 km de extensión y en Estados Unidos 70.000.
España en 1848, fue el
décimo país del mundo en inaugurar una línea ferroviaria, la de Barcelona a
Mataró, aunque en 1837 ya había entrado en funcionamiento el ferrocarril entre
la Habana y Güines en la Cuba española; a estos les siguió en 1851 la línea
entre Madrid y Aranjuez. Se siguieron construyendo vías ferroviarias desde los
lugares en los que se había originado (Europa Occidental y noreste de los EE.
UU.) hacia lugares más lejanos, creándose así las grandes redes
transcontinentales de América del Norte (hacia 1870)
y Eurasia (Transiberiano y Orient Express hacia
1900).
El desarrollo del transporte naval fue también muy
notable. Por un lado los clípers que llegaban desde Inglaterra
hasta el Pacífico y Australia, supusieron el canto del
cisne de la navegación a vela. Pero lo más importante fue la aplicación
sistemática a los barcos de calderas a vapor de triple y
cuádruple expansión mucho más eficientes, la introducción del casco de hierro en 1860 y
posteriormente de acero en 1879 y la
aplicación de la turbina a vapor en 1894. Estas
innovaciones disminuyeron los costes de mantenimiento y funcionamiento de las
naves y aumentaron el espacio reservado para las mercancías y los pasajeros.
Hacia 1880 también se disminuyeron las tripulaciones y los costes con la
desaparición del velamen auxiliar del que disponían todavía los barcos a vapor.
Todos estos cambios permitieron reducir los fletes del transporte atlántico en
un 45 por ciento.
Crecimiento
demográfico y grandes migraciones
Durante el siglo XVIII el ritmo de
crecimiento de la población europea experimentó un espectacular crecimiento
generado por múltiples factores. En primer término, las transformaciones en la
producción agrícola; con la incorporación y aplicación de nuevas tecnologías y
técnicas que permitieron obtener un mayor rendimiento de los terrenos de
cultivo, la introducción de cultivos provenientes del continente americano
(papa, maíz), así como la explotación de terrenos cultivables en los continentes
colonizados, contribuyeron al aumento de la población al incrementarse la
capacidad de producir alimentos. Así mismo, los avances en la medicina
produjeron una reducción considerable en las tasas de mortalidad y un
incremento sostenido en las tasas de natalidad. De esta manera, entre los
siglos XVIII y XIX el continente europeo experimentó un crecimiento
espectacular en su población, que pasó de 208 a 430 millones (207%), en el
periodo citado.
Los cambios demográficos, así como la
rápida urbanización de la población y un excedente de la población activa, como
consecuencia de la capacidad productiva de la agricultura impulsados por la
Revolución Industrial, motivaron movimientos migratorios de la población
europea de gran magnitud hacia países en proceso de industrialización. Además
de los anteriores, otro factor que contribuyó a impulsar las corrientes
migratorias fue la revolución en el transporte, con la aplicación del vapor en
el transporte terrestre y la navegación, a través de los transatlánticos
impulsados por turbinas de vapor, que facilitaron el transporte de pasajeros y
mercancías, al reducirse de forma considerable el costo y tiempo empleados en
los desplazamientos entre Europa y América. Se calcula que entre el periodo
entre 1850 y 1940 se desplazaron cerca de 55 millones de europeos, la mayoría
de ellos, se asentaron en los Estados Unidos, país que se convirtió en el
principal polo de atracción de emigrantes europeos provenientes de las Islas
Británicas, Italia, Alemania, entre otros, aunque los movimientos migratorios
también se dirigieron hacia países como Argentina, Brasil y Canadá.
El capitalismo
El desarrollo del capitalismo monopolista en la
segunda mitad del siglo XIX se produjo en el
marco de un nuevo ciclo de expansión general y fue acompañado de un nuevo
crecimiento de las fuerzas productivas de varios países. De este modo, el
capital se centralizó y la producción se concentró al formarse el monopolio con
el acuerdo y unión de capitalistas. Así, los monopolios lograron determinar las
condiciones de venta de gran parte de los productos, fijando los precios y
obteniendo por ende mayores ganancias. Sin embargo, los monopolios, si bien
tendieron a lograr un mayor o mejor control de los mercados, no eliminaron por
completo la lucha por la competencia, la cual ocurrió tanto entre las mismas
corporaciones monopolistas como entre las empresas que se mantuvieron al margen
de los carteles y de los trusts. Por el contrario, la
hicieron más violenta tanto a nivel de los mercados internos como de los
internacionales. En este escenario, los bancos jugaron un nuevo papel decisivo
para la transformación del capitalismo en un fenómeno que caracterizaría a la
segunda parte del siglo XIX, así como a la primera
del siglo XX: el imperialismo (es decir, los
intentos de establecer o mantener una soberanía formal de una potencia
determinada sobre otras sociedades subordinadas a esta).
Durante este período, el imperio alemán
rivalizó o sustituyó al de Gran Bretaña y de Irlanda como la nación industrial
primaria en Europa. Esto ocurrió como resultado de varios factores. Alemania,
habiéndose industrializado después de Gran Bretaña, pudo modelar sus fábricas
como las de Gran Bretaña, ahorrando así una cantidad substancial de capital,
esfuerzo y tiempo. Mientras que Alemania hizo uso de los
últimos conceptos tecnológicos, los británicos continuaron utilizando
tecnología costosa y anticuada. En el desarrollo de la ciencia y la
investigación pura, los alemanes invirtieron más pesadamente que los
británicos, especialmente en la industria química. El sistema alemán del cartel (conocido como Konzerne), siendo
perceptiblemente concentrado, podía hacer un uso más eficiente del capital
fluido. Algunos creen que los pagos de reparación exigidos de Francia después
de su derrota en la Guerra Franco-Prusiana de 1870 y 1871
habría proporcionado el capital necesario para permitir inversiones públicas
masivas en infraestructura como ferrocarriles. Esto proporcionó un
mercado grande para los productos de acero innovadores y facilitó el
transporte. La anexión por parte de de las provincias de Alsacia y Lorena, provocó que una parte de la que había
sido la base industrial francesa pasase a Alemania. En los Estados
Unidos la
Segunda Revolución Industrial se asocia comúnmente a la electrificación según
lo iniciado por Nikola Tesla, Thomas Alva Edison y George Westinghouse y por la gerencia
científica según lo aplicado por Frederick Winslow Taylor.
Emergencia de
nuevas potencias
Si bien, en la Primera Revolución
Industrial, Inglaterra se convirtió en la primera potencia económica, durante
la Segunda Revolución Industrial esta situación cambió radicalmente con la
emergencia de nuevas potencias: Alemania, que a partir de su unificación tuvo
un destacado desarrollo económico e industrial, así como los Estados Unidos y
Japón. Por otra parte, Japón a partir de la segunda mitad del siglo XIX,
comenzó a seguir un proceso de modernización. La restauración Meiji emprendió una serie
de reformas que tenían como propósito romper el aislamiento en que había
permanecido el país y eliminar los obstáculos al crecimiento económico
impuestos por el régimen de gobierno antecesor, tomando como modelos de
referencia a los países occidentales, principalmente los Estados Unidos, que
habían ingresado en su territorio. De esta manera, el gobierno Meiji promovió la
creación de fábricas para la industria pesada con tecnología importada desde
Europa, así como la expansión del poderío militar. Para principios del siglo
XX, Japón había logrado consolidar un importante crecimiento industrial
despuntado como potencia económica.
·
Comenzó su proceso industrial en 1840, y en
1914 se convierte en la principal potencia industrial.
·
Fue la principal potencia gracias a sus
avances tecnológicos y el buen uso de la economía.
·
A principios del siglo XIX los obstáculos
para una producción industrial era de orden institucional: estaba fragmentada
en 39 pequeños estados (unidades políticas independientes). Esto pone trabas al
proceso industrializador debido a las barreras aduaneras, a la existencia de
una moneda distinta y al monopolio comercial. Hay dificultad de poner en marcha
un mercado interno unificado.
·
Pervivencia de rasgos feudales que limitan
la movilización geográfica, desalientan innovaciones y la iniciativa personal.
Todos estos rasgos feudales desaparecen con la invasión(1810).
·
1834. Mercado único de la Unión aduanera
del estado , que es comercial, no política. Proceso industrializador con éxito
por todo el continente debido a la disposición de los recursos naturales y la
larga tradición industrial a domicilio (artesanal).
·
Influye el modelo ruso. Hace frente a la
competitividad de los productos ingleses que empobrecen los mercados internos.
·
Sector punta: industria siderúrgica, química
y eléctrica.
·
Importante el papel educativo: promoción de
la educación profesional, científica y técnica.
·
Papel fundamental de la liberalización de
la estructura económica social heredada del antiguo régimen; modernización de
los sistemas de comunicación; política proteccionista que impulsa el proceso
industrializador.
·
Importancia del crédito bancario y la gran
empresa, caracterizada por una tendencia a la expansión e integración vertical.
·
Disponibilidad de recursos naturales
(algodón, petróleo, oro, minerales, cuero, etc.).
·
Evolución demográfica.
El proceso demográfico de Estados Unidos
tuvo tres rasgos esenciales que lo caracterizaron. En cuanto a la población,
este país no superaba los cuatro millones de habitantes en el primer período;
sin embargo la misma se fue duplicando cada 23 años, hasta que en vísperas de
la Guerra de Secesión logró alcanzar los 32 millones. No obstante, en el último
tercio del siglo se evidenciaría un relativo descenso en dicho crecimiento.
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