domingo, 27 de mayo de 2018

   

               LA ECONOMÍA  ENTRE PERÚ Y ESTADOS                                                          UNIDOS
                 La liberalización comercial en América Latina ha sido pieza angular de las reformas de mercado y las políticas económicas propulsadas a través de la región durante los últimos veinte años. Del conjunto de reformas de mercado, incluyendo las que afectan al sector financiero, el gasto público y otras esferas de política económica, ninguna parece haber avanzado tan extensamente, con la misma firmeza ni en tan poco tiempo, como la reforma comercial. Ya a mediados de los noventa, luego del primer período de reformas de mercado, el arancel latinoamericano promedio había caído más de un 60% y la dispersión arancelaria (la distancia entre el arancel más alto y el más bajo) se había reducido drásticamente, en proporciones iguales o incluso mayores que la reducción arancelaria.
          1 Por primera vez en la historia de América Latina, aun con los cambios de gobierno característicos del ejercicio de la democracia, la apertura comercial ha pasado a ser política de Estado en casi todos los países del continente. Junto con el deseo de establecer metas de desarrollo económico y lograr una mejor inserción internacional, esta apertura ha propiciado el diseño de sofisticados instrumentos y políticas para la ejecución de objetivos comerciales y económicos, tanto en el ámbito nacional como internacional. Entre ellos resaltan la “independencia” de las políticas comerciales dentro del aparato burocrático de los gobiernos, el lanzamiento o la reinvención de esquemas de asociación o integración económica (como el Mercosur o la Comunidad Andina) y la búsqueda acelerada de acceso preferencial a otros mercados mediante tratados de libre comercio (TLC).
              2 Los TLC han cobrado singular importancia en el repertorio de políticas económicas y de desarrollo de los países latinoamericanos. En esencia, estos acuerdos estipulan la eliminación de casi todas las barreras al comercio entre

                     los países firmantes, mediante un cronograma de desgravación arancelaria y de eliminación paulatina de los obstáculos al libre movimiento de mercancías y servicios. Los tratados contienen cláusulas de excepción y de reservas de instancias comerciales (por ejemplo, ciertos bienes o servicios que quedan reservados para nacionales) según lo que hayan acordado los gobiernos que negocian los acuerdos, siguiendo sus intereses nacionales (las llamadas “modalidades de negociación”). En ese sentido, los TLC constituyen herramientas de acceso preferencial a mercados internacionales, condición que muchos políticos latinoamericanos han considerado esencial para el éxito de sus políticas de internacionalización económica en un contexto de globalización. La gran mayoría de los países latinoamericanos, encabezados por México y Chile, se ha dado a la tarea de negociar TLC con una amplia variedad de países avanzados (por ejemplo, los Estados Unidos y la Unión Europea) y en desarrollo, y dentro de América Latina así como en otros continentes (como los acuerdos con China y la India en el caso chileno). Según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Chile y México, seguidos de cerca por otros Estados de la región, se encuentran a la vanguardia en la lista mundial de países que han firmado e implementado mayor cantidad de acuerdos de libre comercio.3 Esta globalización económica de América Latina constituye un importante fenómeno con singulares implicaciones políticas, tanto por los vínculos exteriores y la competitividad internacional de los países como por aspectos internos que involucran prácticas regulatorias, gestión pública y políticas de desarrollo, entre otros. La implementación de acuerdos de libre comercio, particularmente con los Estados Unidos, conlleva un importante número de ajustes y cambios en los regímenes regulatorios y administrativos de las actividades comerciales de los países latinoamericanos. La lógica de estos ajustes radica en que cuando un grupo de países liberaliza el comercio mutuo, la eliminación de aranceles no basta para maximizar los beneficios del intercambio, ya que, en la medida en que haya amplias diferencias en los marcos regulatorios, éstas pueden imponer altos costos de transacción al intercambio comercial, y por lo tanto erosionar las ganancias del libre comercio. Esto vuelve necesario entonces un difícil proceso de adecuación de algunas normativas del país menos avanzado al régimen del país avanzado, de manera tal que el comercio y la inversión entre ambos fluyan más fácilmente una vez que el acuerdo sea implementado. 

Siguiendo esta lógica, puede decirse que los TLC involucran dos retos casi simultáneos: la desgravación permanente del comercio entre los países firmantes y el diseño de una variedad de herramientas políticas y administrativas del comercio y los temas vinculados, como códigos aduaneros, leyes de competencia, regulaciones laborales y regímenes de propiedad intelectual, por mencionar algunos ejemplos. Más allá de estos requisitos, y debido a la apuesta que han hecho por los acuerdos de libre comercio como vehículos para lograr una inserción avanzada en la economía global, algunos gobiernos latinoamericanos se han dado a la tarea de elaborar planes para la construcción de infraestructura física y regulatoria, y así potenciar la promesa de desarrollo con la que se han lanzado a la conclusión de TLC. El Perú se ubica en este último grupo de países y cuenta con una de las agendas comerciales más activas y ambiciosas de América Latina. Luego de una prolongada negociación, tanto para la conclusión del acuerdo como para su implementación, el TLC con Estados Unidos entró en vigor el 1º de febrero de 2009, en medio de la mayor crisis en la economía internacional de los últimos setenta años. En el contexto de esta crisis el Perú ha apostado por la apertura: además del TLC con Estados Unidos, ha concluido negociaciones con China, está negociando libre comercio con la Unión Europea y se propone otras tantas tratativas con socios del Pacífico asiático. Todas estas instancias reflejan una apuesta internacionalista del Perú, que ha conllevado un ambicioso programa de reformas internas para desarrollar la competitividad del país. Esta publicación pretende explorar el significado de la implementación del TLC con los Estados Unidos para la política y la economía peruanas. En las siguientes páginas se encuentran aportes que destacan el contenido del tratado (De la Flor) y la forma en que éste marcó una importante pauta en el desarrollo de una nueva política comercial peruana (Paredes). Los autores exploran los retos económicos que implica la apertura comercial recíproca con los Estados Unidos y cómo se ubica en el desempeño actual y prospectivo de la economía peruana (Díaz, Mendoza), la respuesta de la población y las razones detrás del aparente apoyo popular del que goza el acuerdo con los Estados Unidos (Baker), el modo en que la nueva política comercial del Perú se ubica en el contexto regional andino y sudamericano (Perales) y el sentido de la liberalización comercial bilateral de EE.UU. (Wise y Quiliconi). De igual forma, se abordan los casos de otros países latinoamericanos cuyas experiencias en la implementación de un TLC con Estados Unidos guardan 

              lecciones para el Perú (Arbaje), así como el camino de reforma institucional en el Perú que implica la suscripción de este acuerdo comercial (Illescas). Los trabajos aquí reunidos proceden de una conferencia sobre el tema celebrada en Lima el 29 y 30 de agosto de 2008, organizada por el Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson Center y el Centro de Investigaciones de la Universidad del Pacífico. La reunión forma parte de un proyecto sobre la economía política de los TLC latinoamericanos del Programa .

Latinoamericano del Wilson Center, que pretende explorar las implicaciones políticas y económicas –en los planos institucional y distributivo– que conlleva la implementación de los TLC con Estados Unidos. El proyecto cuenta con el generoso apoyo de la Fundación Ford y de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Esperamos que la inclusión de variables políticas y económicas en la discusión del TLC según aparecen en este volumen ayude a una mejor evaluación de las oportunidades y los riesgos de este tratado. 

Consideramos que una discusión abierta y ponderada de todas las variables no sólo contribuye a iluminar las circunstancias del libre comercio entre el Perú y los Estados Unidos, sino que a la vez abre la puerta a una discusión más amplia sobre algunas de estas variables en el contexto de los demás acuerdos de libre comercio entre los Estados Unidos y Latinoamérica.

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